Los pequeños excursionistas crecen

Debemos enseñar a nuestros hijos a oler la tierra, disfrutar de la lluvia, tocar el viento, ver crecer las cosas, sentir el sol salir y la noche caer, a cuidar de todo esto (John Cleal).

Cuán frenética se ha vuelto nuestra vida diaria. Desde la infancia, nuestros días están llenos de diversas responsabilidades, entre la escuela, actividades extracurriculares, trabajo y plazos. Cada día parece no pasar nunca, pero los años vuelan en un instante. ¿Qué mejor remedio, entonces, que una excursión inmersa en la naturaleza para poder regenerarnos?
Sí, lo sé. Tienes niños pequeños y esto parece ser ya una actividad extrema por sí sola. Entiendo que una caminata por la naturaleza con un niño pequeño, con varios niños, especialmente en la etapa de 0 a 3 años, plantea mil dudas y ansiedades.
Sin embargo, no hay regalo más grande para ellos que la posibilidad de sumergirse en la belleza de la naturaleza, respirando su pureza incontaminada a pleno pulmón.

Como diría Nicolette Sowder, "jugar juntos en la naturaleza es tanto para nosotros como para el niño. Los niños pueden celebrar y ser ellos mismos, mientras que se nos recuerda nuestro niño interior, la esencia de lo que somos".

La costumbre de caminar por la naturaleza representa una verdadera experiencia multisensorial, que además les permite a ellos tocar con sus manos, a través de la experiencia directa, lo importante que es proteger nuestro hogar común.
¡Así que equipémonos bien y partamos! El secreto de todo está justo aquí.

¿Qué no puede faltar si vamos de excursión con niños de 0 a 4 años?

En primer lugar, no pueden faltar los medios adecuados para llevar a los pequeños con total seguridad, como el portabebés, el marsupio o una mochila porta bebé, según la edad.
Si no los tenemos, no hay motivo para entrar en pánico, ya que también se pueden alquilar. ¡No dudes en contactarme para obtener más información!

Aparte de los medios para transportar a nuestros hijos con seguridad y comodidad, ¿qué no puede faltar?


Aquí tienes una lista de lo esencial:

• Kit de primeros auxilios (mejor prevenir que curar)
• Agua suficiente para todos los participantes
• Toalla, para usar en diversas ocasiones (cambio de pañales o picnic)
• Nuestros bocadillos favoritos para disfrutar juntos
• Pañales de repuesto y toallitas húmedas
• Protector solar
• Ropa de cambio, gorros y similares
• Gafas de sol

Y ahora que tenemos todo lo necesario, ¡solo queda concentrarnos en elegir la ruta!

No es una decisión que debamos tomar a la ligera si estamos acompañados de nuestros hijos. De hecho, especialmente en el rango de edad de 0 a 3 años, es fundamental elegir destinos compatibles con nuestras necesidades y las de ellos. No hay razón para renunciar a amamantar si estamos de excursión, pero es fundamental elaborar un itinerario que nos permita tomar nuestro descanso para amamantar con total serenidad. Más allá de la lactancia, las pausas frecuentes solo harán bien. Permitir que nuestros hijos exploren enriquecerá nuestra caminata por la naturaleza con preciosos recuerdos.

Una de las destinos ideales es sin duda la Costa Sorrentina y Amalfitana. Aquí tienes un enlace útil donde puedes encontrar varias rutas adecuadas para niños y familias: https://www.greendonkeyhike.com/es/baby-walks-en-la-costa-amalfitana/
Y si queremos garantizarnos un día memorable, ¿por qué no confiar en un Guía Ambiental de Excursiones, que nos ayude a descubrir e interpretar las maravillas de esta tierra?
Verónica no solo es sensible a la belleza de donde vive y a la naturaleza en general, sino que también es una experimentada excursionista que, con sus dos pequeños, Massimiliano y Damiano, ha explorado y sigue explorando la naturaleza en su esencia más pura e incontaminada. Por eso, confiar en su experiencia y competencia puede garantizarnos una caminata respetuosa con las necesidades de todos los participantes, grandes y pequeños, acompañada incluso por una degustación de productos locales, si así lo deseamos.
Los niños podrán disfrutar del regalo de una excursión fantástica; respirar la alegría de estar al aire libre, tocar la frescura del verde y la suavidad de las flores...
Y es a través de su alegría que nosotros, los adultos, podremos recuperar un poco de nuestra antigua despreocupación y volver a ser niños junto a ellos. 

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